Marcelino Claverino: Ser miserable
El teléfono de Marcelino echó humo aquel fin de semana. Florinda Biensalida se destapó como una adicta wasapera. Sus ágiles y precisos dedos desenfundaban más rápido que los de Billy el Niño en el lejano oeste. Trescientos mensajes en un solo día había llegado a recibir Marcelino. Una canallada propia de adolescentes que le traía…