Marcelino Claverino: Sólo escúchame
Jamás olvidaría Marcelino aquella idílica semana. Todavía sumido en el atolondramiento propio del enamorado pasó por aquellos días flotando en baños de serotonina. Todo era genial. La vida era maravillosa. Se levantó con energía todas y cada una de las mañanas venideras. Saludó simpático al portero de casa, al quiosquero, al conductor del autobús y,…