Sordo, sordo, que no me oyes
La infancia, ese terreno de ensoñación al que muchos se refieren como paraíso perdido, esconde, en ocasiones, nada sutiles momentos de acerada crueldad. Los niños se mofan del diferente, por miedo, ignorancia o gregarismo. Una educación en valores y la madurez (que solo se consigue con el tiempo) pueden atemperar comportamientos muy poco cívicos. Al…