Alguien que estuvo en el mundo antes de ti y que te espera con ansias es siempre alguien que va a servirte de orientación y almohadón para cuando caigas. Hablo de la familia, que además de venir de serie, en la mayoría de los casos también es obligatorio.
A todos los efectos, la familia es una muy importante razón en la que fijarse cuando se habla del desarrollo personal y autónomo de las personas con discapacidad. Antaño, las personas con necesidades especiales vivían algo escondidas en las casas porque la sociedad no ofrecía oportunidades reales para su integración sociolaboral. Ahora, una mayor visibilidad y preocupación de la sociedad ha hecho que se puedan desenvolver en un entorno normal sin tantas dificultades. Pero pocos se fijan en que, además de los cambios políticos que afectan a todas las personas con discapacidad por igual, existe un factor importantísimo que camina en paralelo a nosotros y que a veces no tenemos tan en cuenta como deberíamos: aquellas personas que tratan de asumir tu discapacidad como si fuera suya y hacer el camino contigo, personalizado, cueste lo que cueste.
Mis padres son de esos. De los que desde que el médico les dijo que yo tendría problemas de audición, patearon todas las calles y probaron todas las posibilidades, no sólo sanitarias, para que esa losa de la sordera no pesara tanto. Ellos llegaron al mundo antes que yo y tuvieron que aprender el doble con mi nacimiento porque no tienen discapacidad auditiva. No son personas sordas, pero sí los que más se especializaron durante mi niñez.
Pero, ¿cómo asumir que un hijo nace con esta deficiencia? Mucho se ha escrito sobre el asunto y mucho queda por concretar, pero en lo que todos los expertos coinciden es que la familia es uno de los grandes pilares que asegura el buen desarrollo del bebé con discapacidad. Enfrentarse a la deficiencia con naturalidad, sin ocultar, sin mentiras, sin engaños y sin sobreprotección (tu hijo se caerá como todos los demás, cuesta creerlo pero es así) es vital para que la relación de adultos sea, cuanto menos, llevadera y agradable.
Pero hay otro componente de la familia, no sólo los padres, a quien la losa de la deficiencia auditiva pesa también aunque no lo parezca y se trate de impedirlo: los hermanos, aquellos que te repetirán lo que no has entendido cuando lo necesites, esos que jugarán contigo utilizando el tono apropiado, aquellos que jugarán en la sala de espera de la logopedia mientras tú mejoras tu lenguaje. O aquellos eternos pacientes que pueden llegar a sentirse como integrantes “de Segunda B” de la familia.
Ya desde que avisan de ese famoso “Es que no oye bien”, hasta el momento en que te respetan el lugar más cercano a la tele, o comparten las tonterías de críos contigo en un nivel vocal más elevado. Esos que aprenden de forma instintiva la lengua de signos cuando es necesario, los que se ríen sin maldad de cuando no oyes las cosas graciosas y, ¡qué menos!, los que con su ejemplo y guía te demuestran día tras día que lo normal es que puedas hacerlo, no que te quedes mirando cómo los demás lo hacen. “Al menos, inténtalo” es su máxima.
Son los primeros que te enseñan a equivocarte. Porque ellos también son nuevos en esto y se equivocan contigo. Son los primeros, antes de que tú te des cuenta de tu deficiencia auditiva, que están pendientes de que la deficiencia auditiva sea tan sólo un matiz de cómo hacer las cosas, no un muro constante. El mejor y más comprensivo amortiguador de todas las caídas, la familia.
Y dada su enorme importancia en el desarrollo del niño con deficiencia auditiva, Clave Atención a la Deficiencia Auditiva ha querido fomentar la labor con los padres y hermanos de personas con deficiencia auditiva y, por eso, el lunes 9 de mayo se realizará un taller para profesionales que traten con personas sordas y sus familias para mejorar la “Integración y colaboración con las familias”, que conducirá Carmen Abascal de 19:30 a 21:30 en la sede de Madrid.
Quizás interese más ahondar en estas relaciones en otras dos actividades que Clave tiene preparadas para el mes de junio. Así, el próximo 2 de junio los menores tendrán la oportunidad de mostrar sus dotes artísticas en el taller “Dibujando un cuento de piratas”, mientras que para que los padres puedan conocer mejor cómo se establecen las relaciones entre hermanos, la sede acoge también una charla titulada “Nuestros hijos, la relación entre ellos” el próximo 17 de junio.
Estas son es, quizás, unas formas invisibles, insonoras e indescifrables de homenajear a la goma de borrar con la que las personas con deficiencia auditiva van eliminando poco a poco sus barreras. Un homenaje a aquellos psicólogos, logopedas y foniatras sin más titulación que aquella que va en los genes y que cada día marcan los pasos del desarrollo de las personas con discapacidad: los padres, los hermanos y otros componentes del núcleo familiar.