Este jueves 22 de septiembre se celebra en muchas ciudades de España el “Día sin coches” para que peatones y ciclistas puedan disfrutar de la localidad, con menos tráfico y mucho menos ruido. Madrid no. La alcaldesa Manuela Carmena decidió cambiar y trasladó el evento al domingo 18, cuando se cortaron las calles Alcalá y Gran vía, que forman uno de los principales ejes de la capital. La opinión de los técnicos municipales y la influencia de las obras en la Línea 1 de Metro motivaron la modificación de las fechas.
El ruido del tráfico es uno de los grandes males del mundo moderno. Las personas que sufren en su entorno un ruido de tráfico constante tienen mayor peligro de tener una depresión. Hasta un 25% más en aquellos que residen en zonas con mucho tráfico. Afecta sobre todo a individuos con pocos ingresos, sin empleo, sin estudios concluidos, que fuman y que padecen insomnio, según la investigación del Centro de Epidemiología del Hospital Universitario de Essen (Alemania).
Otro estudio, este del Instituto de Salud Carlos III, revela la estrecha relación del ruido con los nacimientos de bebés con bajo peso. Avisan los investigadores que con sólo reducir un decibelio el ruido del tráfico, los partos prematuros descenderían un 3%.
La exposición al ruido puede provocar, además de pérdida auditiva, estrés, trastorno del sueño, ansiedad, pérdida de memoria, dolencias cardiovasculares, alteraciones del sistema respiratorio y del endocrino y dificultades en el aprendizaje de los niños.
Según la Organización Mundial de la Salud, el umbral de ruido diurno no debe sobrepasar los 65 decibelios (dB). Por cada aumento de 1 dB, el riesgo de padecer alguna patología cardiovascular sube un 6,6% en el colectivo de personas mayores de 65 años.
Es a los ayuntamientos a quienes corresponde mejorar la planificación para limitar el ruido del tráfico.