Alberto dice que su discapacidad auditiva no le afecta como peatón. Nunca. Como lleva audífonos. No hay problema con las señales sonoras de los coches. Jamás ha tenido que enfrentarse al peligro de no haber oído los pitidos de un automóvil. No siente que tenga molestias con el volumen. Es en la conversación donde reconoce la diferencia. Cuando le paran y le preguntan por una calle es él quien tiene que preguntar de nuevo para centrar el diálogo. A la primera no se sitúa. Se siente un poco perdido. Entonces recurre a mirar los labios, a ayudarse con los gestos de la otra persona: “Lo que se me pierde lo capto por ahí. No tengo así problema”.
A su trabajo como transportista no le afecta su pérdida auditiva. Él renueva el carné de camión sin problemas. Gracias a los audífonos supera las pruebas de audición, también en los centros especializados. A él, como a todos, le pitan otros coches y otros camiones. Y lo oye. Y como cualquier persona, cuando lleva la música puesta y las ventanillas subidas no siempre se entera si le pitan.
En el camión no suele llevar nada de su música favorita. Como no tiene tiempo para ver informativos pone la Cadena Ser para enterarse de lo que sucede por el mundo. Cuando tiene que salir de Madrid prefiere escuchar Cadena Dial, porque es música en español. Está muy atareado durante la jornada laboral y por eso no echa de menos a sus cantautores. Luego llega a casa y puede desquitarse. Tranquilamente, con sus artistas de siempre, con los de ahora, con los sueños intactos.