La salud es lo primero. Eso está claro. Pero los cuidados han de ser integrales porque todo está conectado. Por ejemplo, la salud cardiovascular afecta a la audición, como acaba de confirmar una investigación que resume el trabajo de los últimos 80 años.
Raymond Hull, doctor y profesor de Ciencias de la Comunicación y Trastornos de la Universidad de Wichita State, en Estados Unidos, ha llegado a esta conclusión tras analizar 70 estudios científicos.
Todo el sistema nervioso central precisa el abastecimiento de nutrientes ricos en oxígeno. Si no los tiene se producen trastornos. El oído interno es el que traduce el sonido en señales eléctricas. Para ello necesita un flujo sanguíneo sano. El sistema auditivo afectado incluye además el bulbo raquídeo y las áreas del cerebro que interpretan lo que escuchamos para que los sonidos puedan comprenderse.
Son numerosas las causas que provocan la pérdida de audición. Las enfermedades cardiovasculares pueden agravar aún más el impacto de estas causas.