Con respecto a la manera de afrontar la pérdida auditiva “hay gente pa’tó”. Esta expresión se relaciona con el encuentro entre el torero Rafael Gómez Ortega “El Gallo” y el pensador José Ortega y Gasset. “Tié q’haber gente pa’tó”, dicen que dijo el diestro al enterarse de que Ortega era filósofo y se dedicaba a pensar.
María es de esa opinión, porque en su entorno se encuentra con reacciones muy distintas, unas más saludables que otras. Ese amigo que con sus audífonos se declara feliz de la vida, ejemplo ante adversidades, se ha convertido en un referente: “Él está mejor que yo, completamente adaptado a los aparatos. Y da mucha fe comprobar lo bien que se siente”.
Otra situación bien distinta es la de su amiga E.: “Es muy consciente de que no oye nada bien, pero no hace nada para evitarlo. Como vive en un chalé, usa una sala en el sótano para ver la televisión. Allí la pone a todo trapo. Con sus hijos no puede verla en el salón principal porque no se entera”. María sabe que E. no puede seguir actuando de esa manera, no solo por su salud, también por sus vinculaciones familiares: “Dentro de poco tiempo nadie de los suyos la hará caso. La comunicación resulta muy difícil”.
La ayuda mutua, los consejos… así es más fácil el camino. “La que me acompañó a hacerme las pruebas -explica María- fue otra amiga, sorda de un oído y bastante de otro. Tiene una enfermedad que hace que se le deshagan los huesos del oído. A mí me ayudó bastante tener su apoyo”.