El ruido del viento puede provocar riesgo de pérdida auditiva a los ciclistas, según la investigación del hospital Henry Ford en Detroit (Estados Unidos). Es una posibilidad que sólo afecta a la exposición prolongada y a aquellos que desarrollan grandes velocidades.
Un grupo de ciclistas utilizó para el estudio micrófonos en las orejas para medir el ruido del viento a distintas velocidades: a 24 kilómetros por hora era de 85 decibelios (dB) y a 97 kilómetros por hora de 120 decibelios
La investigadora Anna Wertz, directora de la investigación, advierte que a partir de los 85 decibelios el ruido puede causar pérdida auditiva. Los Institutos Nacionales de la Salud de aquel país cifran el ruido del tráfico pesado en 85 decibelios; la sirena de una ambulancia puede alcanzar los 120 dB.
“La exposición a corto plazo a los ruidos altos probablemente no tengan un efecto duradero en la audición, pero la exposición prolongada o repetida puede conducir a un daño permanente”, comentó Wertz en un comunicado de prensa. Para evitar los daños hay que usar protectores como tapones.
No es el ciclismo la única actividad de ocio con riesgo para la audición. La caza también tiene sus riesgos. Según la Organización Mundial de la Salud, durante su práctica se pueden superar los 150 dB. La llamada “sordera del cazador” es un daño crónico en el oído interno tras la exposición a sonidos traumáticos.