Con moderación, porque Silvia es persona prudente, pero le gusta probar. Cree que ni aunque tuviera una audición perfecta se inclinaría por los deportes de riesgo. No le encuentra el aliciente al aventurerismo peligroso. Ella es más de deportes sociales. En su infancia y juventud no era aficionada a ninguno en general. Ahora, tras un escarceo con el ciclismo, se ha decantado por correr. Empezó con unas series suaves pero ahora le dedica cerca de una hora todos los días. Se siente libre y le viene bien el ejercicio para su salud.
Gracias al deporte Silvia conoce gente. Uno de los nuevos amigos del running, Sebastián, le habló de Derrick Coleman, jugador de fútbol americano de los Seahawks de Seattle, que lleva audífonos desde los tres años. Su discapacidad auditiva no le ha privado de entrar en la élite del deporte y formar parte del equipo que ganó la Super Bowl en 2014. Sebastián le explicó que el propio Coleman había declarado que sin audífonos bajaría mucho su nivel en el campo de juego.
Otra deportista de la que Silvia tiene noticia es Eunate Arraiza, jugadora de fútbol, del Athletic. Lleva un implante coclear que no le impide rendir al máximo nivel y haberse convertido en internacional. Estos ejemplos animan a Silvia a seguir disfrutando con su preparación física. Cuando Silvia tiene alguna duda, sobre la práctica del deporte u otra cuestión, acude a su centro auditivo de confianza para así poder resolver sus problemas.
A veces, cuando corre, ocupa su mente en imaginar un mundo mejor, sin niños enjaulados en las fronteras, sin personas hacinadas en un barco huyendo de la desesperación, y también en un jarabe mágico que pudiera quitar la sordera. A pesar de su pragmatismo, Silvia se regala así una dosis de ensoñación.