Ricardo sabe que eran otros tiempos. Pero las circunstancias actuales le llevan inevitablemente a aquellos entonces. Y se acuerda de su abuela Ramona mientras hojea la prensa y reflexiona sobre Eric Clapton, ese gran guitarrista que está perdiendo la audición y también la posibilidad de tocar su preciado instrumento por una disfunción en el sistema nervioso: “Me estoy quedando sordo y mis manos apenas funcionan”. Así se expresa el músico. A Ricardo le sirve para reflexionar sobre la fragilidad humana, precisamente ahora que él empieza a tener problemas.
Está muy familiarizado con la sordera. Pero los casos familiares no tienen nada que ver con la genética. Hasta donde puede rastrear en su memoria la abuela Ramona fue la primera. Eran otros tiempos. Y difíciles. La malaria (aquí se llamó paludismo) era una enfermedad presente en la sociedad española. Ramona era una niña de ocho años que tuvo la suerte de sobrevivir. Pero los efectos de la medicación la dejaron sorda. Era el efecto secundario de la quinina. Pasados los años las farmacéuticas consiguieron otros medicamentos menos agresivos para la salud del paciente. Para Ramona ya era demasiado tarde.
La abuela Ramona es un ejemplo para Ricardo y para toda la familia. Pero ahora no puede dejar de pensar en la quinina, en lo expuestos que estamos ante el entorno. En la buena suerte que tuvo de salvar su vida tras la malaria, en la mala suerte por los efectos secundarios de la medicación.