Con la parte externa del implante coclear recién instalada y aprendiendo a adaptarse tras la primera sesión con la logopeda, Alberto se siente un hombre nuevo que acaba de iniciar una nueva vida. La semana pasada han sido siete días intensos de celebración, de gozo. Su sobrino Alejandro, ha cumplido 3 años, le llega muy hondo: “De todas las magias de este y otros mundos, accesibles o no, jamás conoceré nada comparable al brillo de esa mirada limpia. Regalos que la vida hace, que llenan de luz los días y protegen de la oscuridad”.
También tuvo tiempo para asistir a un concierto de Alba Molina, a quien acompañaba a la guitarra Joselito Acedo. “Qué arte, qué magia -relata Alberto-. Cuánta solera, cuánto sentimiento. Todavía no puedo disfrutar de la música como me gustaría, pero poco a poco iré aprendiendo a reinterpretar el mundo que me rodea. Y yo sin música no soy nada”.
Y el viernes fue un día especial, porque decidió cambiar la foto de perfil de Facebook e informar a todos sus amigos virtuales que ahora es un hombre con un implante coclear. Sus palabras emocionan: “Y un día descubres que la vida no solo depende de lo que somos capaces de hacer, sino también de lo que somos capaces de aceptar. Este es mi perfil derecho, mi nuevo perfil. Durante estos últimos dos años he pensado que estaba gafado y he tenido que vivir al límite de lo que me ofrecía la vida. Y enfrentarme a mis miedos, me hizo consciente de mi realidad. También recordar a Mary Poppins y su receta de añadir azúcar a la medicina para que sepa un poquito mejor. El fin es el principio… y que sea lo que tenga que ser. Recordad siempre que todos tenemos sueños y el derecho a luchar por ellos. ¡Y que nadie te diga lo contrario! No hay que tener miedo a ser diferente. Sigo en gerundio; viviendo y avanzando. Abran paso… que vuelo”. Esperanza en estado puro.