Una reciente investigación llevada a cabo por la Universidad de la Columbia Británica (UCB), en Canadá, revela que las personas entre 60 y 69 años con una pérdida auditiva no diagnosticada o sin tratar resultan más propensas a padecer aislamiento social y deterioro cognitivo. El estudio llega a incluso a tasar los porcentajes: por cada 10 dB de pérdida de sensibilidad auditiva, el riesgo de aislamiento social crecía un 52%.
Explica el informe, publicado en la revista Ear and Hearing, que los problemas auditivos no diagnosticados están relacionados con un deterioro cognitivo equivalente a casi cuatro años más de edad cronológica. Recogen los científicos para llegar a esta conclusión datos entre 1999 y 2010, referidos a la encuesta nacional de evaluación de la salud y nutrición, donde intervienen 5.000 personas al año en todo el territorio estadounidense.
Paul Mick, profesor de la UBC, señala que hay que tomar en cuenta estas cifras, pues el aislamiento social repercute en los índices de mortalidad, que son parecidos a los de alcohol y tabaco.
Que la pérdida de audición aceleraba el declive cognitivo de personas mayores ya lo había documentado la profesora Hélène Amieva, de la Universidad Victor Segalen en Burdeos, Francia. En este estudio se descubrió que la utilización de audífonos frenaba el deterioro.
Una investigación de la Universidad John Hopkins, en Estados Unidos, había expuesto que la pérdida de audición sin diagnosticar perjudica a las personas mayores, pues terminan siendo más propensas a la hospitalización y a sufrir depresión o momentos de inactividad.
Hay que insistir en el diagnóstico como punto de partida para evitar males mayores. La prevención es el concepto a manejar. Por eso las revisiones audiológicas resultan fundamentales. La Fundación Oír es Clave (www.fundacionoiresclave.org) evalúa la audición con los medios tecnológicos más punteros y asesora sobre las distintas opciones.