La mayoría de nosotros tenemos gran parte de nuestra vida almacenada en el ordenador o en los teléfonos móviles. Una simple contraseña parece poca protección. Por eso los expertos en seguridad apuestan por identificadores biométricos, como el escaneo de huellas dactilares, escaneo del iris del ojo o reconocimiento de voz.
Investigadores de la Universidad de Sarre y la de Stuttgart, en Alemania, trabajan con un nuevo identificador que puede usarse con las famosas gafas de Google, las Google Glass. Este sistema, denominado “SkullConduct”, utiliza el cráneo para suministrar un código de acceso digital.
Los ordenadores que se usan como gafas como las Google Glass sirven por ejemplo a empresas o universidades para exámenes médicos. Los usuarios comparten estas gafas y guardan en ellas datos importantes. Para proteger los datos y para identificar los usuarios reales, los científicos alemanes utilizan el denominado altavoz de conducción ósea. Apenas se ve, está colocado en la montura de las gafas, cerca de la oreja derecha.
Gracias a la conducción ósea, se transmiten sonidos al oído de la misma manera que se hace con los audífonos. El sistema dirige las vibraciones para alcanzar el oído interno. Como cada cráneo es distinto, la señal del sonido cambia para cada persona. Por ello puede utilizarse como identificador biométrico, como una especie de huella dactilar. Parece ciencia ficción. Y tal vez da un poco de miedo.