Este sábado 16 de abril hemos celebrado el Día Mundial de la Voz, jornada que aprovechan los especialistas para divulgar a la ciudadanía los hábitos saludables para cuidar la voz. Se empezó a realizar en 1999 a propuesta de la Federación de Sociedades de Otorrinolaringología.
La profesión que más se resiente de problemas de voz es la de docente. Precisamente los profesores también han sentido sobre sus espaldas el rigor de la crisis. Los recortes aplicados por las distintas administraciones han incidido en un sector vital para el progreso. Invertir en educación es invertir en el futuro de la sociedad.
El de profesor es uno de los oficios que más se debía respetar. Construyen con su conocimiento el camino que niños y jóvenes recorren. Para ello tienen que elevar constantemente la voz, para hacerse entender, para que la información llegue al alumno. Uno de cada cuatro profesores españoles padece trastornos vocales. CLAVE lleva tiempo alertando de la contaminación acústica en las aulas como un factor de riesgo para la salud de profesores y alumnos.
Las investigaciones revelan que el 30% de los profesores sufren alguna alteración al menos una vez al año. La ‘culpa’ de la estadística la tiene la herramienta. El profesor dispone de la voz para transmitir a los alumnos, para hablar con ellos, para que le presten la atención. En este caso resulta fundamental que el mensaje llegue con la mayor claridad posible. Peor lo tienen aquellos profesores que imparten clases a niños pequeños, porque el entorno es más ruidoso.
También se sabe que determinadas asignaturas, como idiomas, educación física o música requieren mayor sobreesfuerzo vocal. El exceso de ruido en las aulas afecta también a los alumnos. El ruido exterior procedente de la calle o la reverberación en la clase son algunos de los factores que influyen. Aparte de limitar las consecuencias de la contaminación acústica, conviene reconocer, en su justa medida, la labor desarrollada por el profesor, el ‘maestro’ de toda la vida.