Cuidar a un perro con sordera requiere pequeños conocimientos que pueden hacerle la vida más llevadera a la mascota. Con unos leves cambios en la rutina del animal puede resultar muy sencillo que nos atienda cuando le llamamos. Aparte de esas modificaciones, el perro sordo necesita idénticos cuidados que el resto.
Por eso precisa paseos diarios, juegos, visitas periódicas al veterinario y alimentación de calidad. En este caso, el cariño y la compañía son vitales para evitar su tristeza y aislamiento.
¿Pero cómo llamar su atención? Muy sencillo. Se la dan golosinas (de las especiales para perros) cada vez que deseemos que se acerque o para premiar algo que nos ha gustado. Estos “dulces” deben oler muy bien y estar muy ricos. No debe ir suelto cuando pasea aunque esté acostumbrado a acudir si se le enseña la golosina. No hay que olvidar llevarlo con correa.
Para que un perro sordo sepa que has llegado a casa se puede, por ejemplo, encender las luces. Aunque lo normal es que esté esperando y te pueda oler, si le facilitamos las cosas podrá vivir mucho más tranquilo.