Ya sabemos que el ruido es un problema, un peligro. En España más de nueve millones de personas se enfrentan a ruidos que traspasan los 65 decibelios (dB), el umbral diurno marcado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En esta época del año, con las fiestas navideñas, la amenaza aumenta. Y no conviene olvidar que desde los 85 db comienzan las lesiones auditivas irreversibles.
¿Pero cómo luchar contra el ruido? En la mayoría de las ocasiones la fuente sonora es ajena a nosotros: trompetas, silbatos, bocinas. También es típico de las fechas acudir a locales de ocio. No queda otra que utilizar tapones o alejarse lo más posible del foco del peligro.
Petardos y fuegos artificiales forman parte del escenario acústico de estas fiestas. La pirotecnia puede provocar lesiones auditivas si no se usan protectores de oídos, pues la intensidad de sonido puede llegar a los 140 dB.
Luego están los vecinos. En Navidades se tiende a tener manga ancha con respecto a las obligaciones. De día y con las ventanas cerradas no puede pasarse de 35 dB de ruido, nivel que por la noche baja hasta los 30 dB como máximo. Pasados estos niveles se puede denunciar. Mucho mejor que la cordura impida el conflicto. Como primera medida igual hay que procurar no subir demasiado el volumen del televisor. Así no tendremos que chillar para hacernos entender.