Un viaje de placer puede no ser tan placentero si se tienen en cuenta los trajines que una persona sorda puede atravesar por la falta de apoyos en los transportes públicos.
Un tren que tenía una salida prevista desde Madrid hacia Valladolid no abre la entrada al andén y especifica los motivos mediante la comunicación acústica, difícil de discriminar debido al eco que presenta esta estación de tren. Las personas sordas, en ese caso, preguntamos en taquilla por qué no está abierta la entrada al andén, y la contestación, puesto que se tratan estas ventanillas de puestos de venta y reserva de billetes, es “no sé”.
“No sé”. Quizás por decir “no sé” este usuario perderá su tren Madrid-Valladolid porque éste cambió de vía y en la señalización visual apareció cuando se cerraban las puertas. Puede que la instalación de bucle magnético o de más pantallas luminosas evite muchos “no sé” que hacen tirar el dinero.
Es en este momento donde el estrés toma las riendas del viaje. Nos lleva por los caminos de la desesperación y la angustia en vez de situarnos a las puertas de un descanso soñado tras meses de intenso (y estresante) trabajo y estudio que, a las puertas de la estación o aeropuerto, tampoco parecen terminar.
Mejoras hay, aunque quizás insuficientes. Existen oficinas de atención a las personas con discapacidad visual o física, sospechando (equivocadamente) que la sordera (esa discapacidad tan invisible) no conlleva ningún problema a la hora de viajar.
No hablamos ya de las personas sordas usuarias de lengua de signos (pues existen muy pocos aeropuertos y estaciones que tienen un intérprete), sino que hablamos de un apoyo más directo, un refuerzo del sistema de información al viajero que incluya también la posibilidad de alertar e informar al viajero de cualquier cambio.
Internet, una estupenda herramienta que las personas con deficiencia auditiva saben exprimir bien, puede ser un gran filón de información útil al viajero mediante el teléfono móvil o pantallas táctiles en las estaciones y aeropuertos y, sobre todo, la consideración de la sordera como una discapacidad por la cual muchos usuarios pierden su tren y sus nervios, en un viaje estival con interés… ¿placentero?