— Aquiles, un gato sordo que vive en Rusia, va a ser el encargado oficial de predecir los resultados del Mundial de fútbol.
— Me podían llevar a mí, que también estoy sordo y seguro que de fútbol tengo la misma idea que el gato —contestó Alberto, todavía molesto tras la operación quirúrgica.
— No se te quitan las ganas de bromear ni en el hospital. Que sepas que es gato muy artista, pues vive en el Museo Hermitage de San Petersburgo.
Lo de Alberto es un no parar: de pruebas diagnósticas a intervenciones. Él dice que goza de una estupenda “mala salud de hierro”. La última visita a los boxes ha sido por un nódulo en las tiroides. No le importa que esta nueva avería tenga o no que ver con su síndrome de Melas. Aspira a seguir venciendo obstáculos, surjan de donde surjan.
Pero ya tiene otra tarea. Su enfermedad avanza y la pérdida de audición en el oído izquierdo está siendo endiabladamente rápida. Ya no le valen los audífonos. Tanto es así que los especialistas están estudiando la posibilidad de realizarle un implante coclear unilateral. Acude a las pruebas con su acostumbrada fe en la vida: audiometría tonal, logoaudiometría, audiometrías de campo libre con y sin audífonos, TAC, resonancia magnética…
Y más valoraciones para saber si definitivamente es necesario el implante coclear o se puede esperar en caso de una posible mejora. En un par de semanas tendrá más datos. Está impaciente, pero tranquilo.
— Si Fernando Alonso puede esperar por un coche bueno para las carreras de Fórmula 1, yo también sabré aguardar mi turno —comenta a sus amigos.