Carlos no es un apasionado de las nuevas tecnologías ni de las redes sociales. Las usa con moderación, sobre todo cuando tiene una necesidad de información. Pero ahora quiere formarse una idea antes de tomar una decisión sobre si acudir o no a un especialista.
Indaga sobre todo en lo referido a audífonos. Por lo que lee parece una solución apropiada para determinadas pérdidas de audición, tal vez como la suya. En cualquier caso, hasta que no reciba el diagnóstico (si es que finalmente acude al otorrino), no quiere echar a volar la imaginación. También investiga sobre implantes cocleares. Por curiosidad. Nunca hasta ahora le habían llamado la atención. En estos días ha leído que un niño de vacaciones en Galicia ha perdido la funda y las baterías del implante coclear. Su familia ha pedido colaboración para localizarlas.
Rosario se está empleando a fondo para convencer a su hermano. Argumentos médicos, apelación a los sentimientos, todo le vale para sembrar las dudas en el tozudo Carlos. Y algún efecto parece que está causando. Atiende con mejor talante a sus explicaciones. Ya no muestra una oposición tan frontal a ir al médico y hacerse las pruebas pertinentes para calibrar su pérdida auditiva.
Se abre paso en Carlos la idea de que tal vez pueda mejorar su situación, que solo sabiendo lo que le pasa se podrán poner soluciones. Y esas soluciones le corresponden a un especialista. “No se puede improvisar en materia de salud. No somos dioses y a ti te tiene que ver un médico. Tengas lo que tengas, lo más seguro es que no se te pase sin algún remedio”, le dice Rosario a Carlos. Solo le queda pedir cita. Y saber qué le pasa.