— ¿Sabías que Apple ha propuesto 13 emojis para personas con discapacidad?
Lo raro es que Alberto no lo sepa. Suele estar muy enterado y no solo porque escucha la radio en sus largos trayectos diarios.
— Cuenta, cuenta. ¿Qué van a poner para los sordos como yo?
— Mejor lo vemos en el móvil.
Y los dos amigos comprueban que la compañía estadounidense quiere diseños dirigidos a representar a personas con discapacidad visual, auditiva y motora, como prótesis, perros guía o lenguajes de señas.
— Aquí está el mío —señala Alberto al tiempo que se pone a cavilar—. Una oreja con un audífono intracanal. Pero no están los implantes cocleares. ¿Te he dicho que me estoy haciendo pruebas para ponerme un implante?
Alberto se comporta como un jabato. Su gente más cercana le admira. Con su enfermedad, el síndrome de Melas, a cuestas y sigue poniendo al mal tiempo buena cara. Son muchos frentes, pero no le importa. Quiere ponerle remedio a la hipoacusia neurosensorial profunda de su oído izquierdo. Falta ya poco tiempo para que le confirmen si puede seguir adelante con el implante. No quiere esperar. Se le está haciendo muy larga esta temporada.
Es una persona sensata, pero no tiene ningún miedo ante una nueva intervención quirúrgica: “Yo quiero oír y me dan igual una o mil operaciones. La alteración mitocondrial me está afectando a los músculos y en cierta medida me debilita psicológicamente. Intento imaginarme cómo será oír mejor. Igual termino haciendo las mismas cosas que los bebés con pérdida auditiva en esos vídeos que vemos en Youtube cuando les implantan o les colocan audífonos”.