¿Quién dijo miedo? Alberto tiene muy claro que no se puede ir por la vida regateando esfuerzos. Y eso que ha debido afrontar un golpe tras otro: diagnóstico de diabetes, problemas de audición… Y otras cosas que no cuenta. Todo derivado de un problema genético. La penúltima piedra en su camino fue un nódulo que le extirparon de la glándula tiroides. “La radioterapia me dejó muy débil, pero la decisión estaba tomada. Ya no oía prácticamente nada por el lado derecho. Los audífonos, que antes me habían devuelto a la vida, prácticamente no me servían para nada. Por eso aposté por el implante coclear. Era la única solución”, explica.
A Alberto le habían convencido las explicaciones previas a la cirugía y era consciente del proceso que vendría después: “Aunque pueda parecer inconsciente, fui sin miedo de nada, porque era lo que quería hacer. En cuanto me recuperé de la intervención del tiroides, me puse con esto. Nunca dudé si operarme o no”.
Él es de lo que se levanta a comerse el mundo todas las mañanas. Parece que ha desayunado tigre. Su energía vital es arrolladora. A mal tiempo, siempre buena cara. De alguna manera es un superhéroe. En el informe anterior a la operación destacaron que su actitud era muy favorable. “Tengo cuarenta años, me van a poner un implante coclear unilateral en el oído derecho -comenta-. Estoy convencido de que todo va a valer la pena. Mi optimismo no esconde las realidades. Lo he pasado fatal en el hospital. Hubo que repetir la cirugía y he sufrido muchos dolores. Pero ahora a seguir”.